¿Estás pensando en mejorar el aislamiento térmico de tu vivienda? Te contamos por qué puede ser una muy buena idea instalar un buen aislamiento aprovechando la reforma de tu vivienda.
La mayoría de las viviendas de nuestro país posee un
aislamiento térmico deficiente. Muchos edificios son antiguos, y otros se han
construido primando el ahorro.
Un buen aislamiento térmico es una mejora sustancial en la
calidad de vida. No es una mejora visual, y por eso muchas personas no le dan
la importancia que se merece. Pero es una inversión que merece la pena, por los
siguientes motivos:
Ahorrarás dinero
Un buen aislamiento térmico hace que ahorres en la factura
de la calefacción. La casa pierde mucho menos calor, y hace falta menos gasto
en calefacción. El ahorro puede llegar a ser muy importante si instalamos unas
buenas ventanas, y un aislamiento en las paredes.
Una vivienda más eficiente energéticamente
El aislamiento de la vivienda es uno de los factores más
importantes a la hora de catalogar una vivienda energéticamente. Aparte de que
necesites menos energía para conseguir una vivienda confortable, conseguirás
una mejor calificación energética. Eso ayuda a la hora de vender la casa, o
alquilarla.
Menos ruido
Una mejora en el aislamiento térmico conlleva también una mejora
en el aislamiento acústico. Vivirás más tranquilo sin ruidos de los vecinos,
ganando en calidad de vida. Hay que cerciorarse de que los materiales empleados
en la reforma son los mejores para aislar bien tanto térmicamente, como
acústicamente.
Tipos de aislantes térmicos.
Existen multitud de soluciones para aislar térmicamente tu
vivienda, casa o local. Los aislantes
térmicos más habituales en las reformas de Madrid, son los siguientes:
Lana
de roca.
Es, sin duda, el
aislante térmico más usado en las reformas. Funciona muy bien para aislar
temperatura y ruido. No es inflamable.
Lana de vidrio.
Se trata de filamentos
de vidrio aglutinados. Es simular a la lana de roca, es ignífugo y soporta muy
bien la humedad. Lo hay en mantas y en paneles.
Espuma de poliuretano.
Es uno de los más
empleados. Se aplica con una pistola y crea una capa aislante que se pega muy
bien a casi cualquier superficie, y se hincha. Casi no absorbe la humedad, y
rellena muy bien los huecos. El resultado una vez seco es una espuma rígida que
aísla muy bien tanto térmica como acústicamente.
Poliestireno expandido.
Es el clásico “porexpan o corcho blanco”. Es muy ligero y
funciona bien como aislante térmico. El poliestireno
extruido es similar, pero puede mojarse y soporta bien las inclemencias del
tiempo. Por eso, es habitual emplearse en tejados.