En nuestra casa estamos rodeados de electricidad, y estamos usando constantemente aparatos y accesorios eléctricos. Como todas las cosas, estos aparatos sufren desastres y envejecimiento y, de golpe y porrazo, al querer trasladar o tocar alguno de ellos notamos una sensación especial, e incluso una pequeña descarga. Pocos somos los que no hemos tenido que sufrir un calambre en nuestra vida. Lo cual ha originado en nosotros un respeto particular por la electricidad. Es nuestro instinto de defensa que hace su aparición.
Sin embargo, la electricidad no es más ni
menos peligrosa que cualquier otro fluido de los que usamos en la vida
doméstica: el gas ciudad o natural, el gas embotellado y el agua.
Lo importante es conocerlos, saber hasta qué
punto podemos llegar y cuáles son las precauciones que hemos de tomar al querer
manipular con ellos o con cualquier cosa que tenga referencia con los mismos. Y
saber renunciar a según qué trabajos que conviene dejar a los profesionales.
Sin querer entrar ahora en descripciones que
daremos más adelante y solamente para fundamentar una confianza y seguridad en
nuestros aficionados, diremos lo siguiente: La electricidad que se suele emplear en las
casas no tiene una tensión muy alta; es decir, su fuerza, de hacernos daño,
está muy disminuida, para que, en caso de que, perdidos los aislamientos que la
conducen, si llegamos a entrar en contacto con ella, la descarga no sea mortal.
Por otra parte tenemos toda una serie de
seguros en la instalación que actúan en o inmediatamente que se produce aquel
contacto, impidiendo que la descarga sea prolongada, cortando el circuito de
paso de la corriente. Lo más probable es que recibamos solamente un susto.
Ahora bien, para evitar estos sustos y que sus
efectos no sean trascendentales, conviene tener presente:
1) Evitar todo contacto con nada eléctrico si
tenemos las manos mojadas, si nuestras ropas están húmedas o estamos pisando
agua o el suelo está húmedo. De ello se deduce lo peligroso que puede ser
manipular con la electricidad en el baño, recién salidos del mismo y sin estar
convenientemente aislados del suelo o de las paredes.
2) Asimismo es peligroso manipular aparatos
eléctrico: que funcionan en ambiente acuoso o húmedo: lavadoras termos
eléctricos, neveras, etc. Reparar cualquier parte d' ellos exige siempre la
desconexión previa del aparato.
3) En nuestra instalación tenemos un medio muy
sencillo para evitar la entrada de corriente: el cuadro de entrada en el que
hay un interruptor que abre o cierra el paso de la corriente a nuestro
domicilio y los cortafusibles, mediante cuya desconexión lograremos también el
acceso de la electricidad. Es, pues, conveniente cerrar la electricidad desde
el cuadro antes de intervenir en cualquier parte de nuestra instalación.
4) En los aparatos que se emplean con
frecuencia se producen, con el uso, unos desgastes,
recalentamientos y otros daños en los correctos aislamientos del hilo
conductor. Es preciso examinar periódicamente estos conductores y repararlos si
presentan algún defecto. En principio es mucho más recomendable proceder a la
total substitución de todo el cable de conexión.